El pensamiento se alimenta de las palabras, sin ellas nuestra mente no puede procesar la información que nos llega. Las palabras nos permiten transmitir, pero mucho más importante, nos permiten analizar y digerir, como una planta que transforma la sabia bruta en sabia elaborada por medio de la fotosíntesis, así nos permiten las palabras transformar lo que nuestros ojos ven, leen, lo que nuestros oídos escuchan, lo que nuestras manos tocan, en conocimiento razonado, propio, creador, y así conseguir que nuestro cerebro deje de ser un mero almacén de datos foráneos, frases hechas, prejuicios y creencias, convicciones sin el menor fundamento propio.
Tengo la palabra oxidada, oxidada por su poco uso, por haberme limitado largo tiempo al mero entorno profesional, temas mono dimensionales que no han hecho más que empobrecer mi pensamiento. Lo que pienso, lo que creo, está ahí, esperando ser desempolvados.
Este blog será el ejercicio diario con el que solo pretendo ejercitar mi mente, darle a mis pensamientos el don de la palabra, sin mayor ambición que volver a dejarlos fluir.